La ketamina es un anestésico disociativo que fue sintetizado por primera vez en 1962 y, desde entonces, ha sido usado ampliamente tanto en animales como en personas. Su uso médico es limitado por los efectos adversos de tipo psicodélico que aparecen en la fase de recuperación. Aún así, se trata de un anestésico aún utilizado en pediatría, geriatría y obstetricia, así como analgésico en unidades de tratamiento del dolor. Además, se trata de uno de los anestésicos más utilizados en el mundo, especialmente en países de bajos y medianos ingresos y en emergencias por desastres.
La ketamina (2-chlorophenyl-2-methylamine-cyclohexanone) está emparentada estructuralmente con la fenciclidina y sus efectos analgésicos y disociativos están producidos por su acción antagonista sobre los receptores glutamatérgicos.
Caduca entre uno y cinco años tras su elaboración. Debe conservarse lejos de los rayos del sol y, preferiblemente, a una temperatura entre 4 y 25 grados.